Después de que diagnostiquen de leucemia a su hija pequeña y ahogado por las facturas médicas, Mario acepta un trabajo como sicario y descubre que posee un gusto oculto por la violencia. Cuando la niña muere y su mujer lo abandona, Mario se embarca con Brian, su amigo yonqui, y Juanca, el miembro de un cártel, en un peligroso viaje poblado de monstruos que no sabe si lo convertirá en un hombre rico o en un hombre muerto.