La historia de
El hombre garabateado se centra en tres generaciones de
mujeres: Maud es una famosa novelista de setenta y cinco años, autora de
cuentos infantiles de éxito; su hija, Betty, trabaja en la editorial
que la publica, y cría sola a su hija, Clara, una brillante alumna de
instituto que parece haber heredado de su abuela el don de crear
cuentos. Tres mujeres en un París contemporáneo, nocturno, lluvioso e
invernal.
Una mañana de diciembre, Maud tiene un ictus mientras
duerme. Clara trata de llamar una ambulancia, pero un extraño hombre
irrumpe en la casa. Le dice que se llama Max y que Maud tenía que
entregarle un paquete. De repente se transforma en una monstruosa
criatura y amenaza a la joven antes de desaparecer. Betty y Clara se
lanzan entonces en una larga investigación sobre los secretos de Maud y
de la familia, que se convierte en un viaje iniciático...
Para
Serge Lehman y Frederik Peeters, fue el descubrimiento del trabajo
fotográfico de Charles Fréger sobre los ritos paganos europeos y el
Wilder Mann, el hombre salvaje o ser de los bosques, una figura
mitológica que aparece en relatos y obras de arte medievales europeas,
lo que les empujó a emprender este proyecto. Peeters afirma que buscaban
“acercarse al expresionismo alemán, al ambiente de misterio...
despertar en el lector la sensación de estar presenciando no exactamente
el fin del mundo, sino un desarreglo”. Lehman, por su parte, indica que
querían “jugar con cosas profundas, orgánicas, biológicas; los
elementos, la presencia física de la lluvia, de la niebla, del frío y de
la nieve. En esta historia los cuentos todavía gobiernan la realidad
humana sin que se sepa, por debajo. La lluvia que no cesa es la primera
manifestación visual de esa trama invisible”.